miércoles, 10 de abril de 2013

CRÍTICA: "POSESIÓN INFERNAL" (2013, Federico Álvarez)  

Por Pablo Álvarez


De un tiempo a esta parte, a la mayoría nos invade una sensación bastante negativa cada vez que oímos la palabra remake. Tal vez sea por que la asociamos con la falta de originalidad que impera en el Hollywood actual, el cual recurre a éxitos del pasado, en lugar de desarrollar ideas originales. O tal vez porque, uno cuenta con determinados precedentes, que le inducen a pensar que toda reinvención de una obra respetada, implicará poco menos que un sacrilegio. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos solemos encontrarnos con productos, cuyo única motivación es la de hacer pasar por caja a fans faltos de prejuicios y parte del público desconocedor del original, hay determinadas excepciones que resultan interesantes relecturas por parte de autores que han demostrado tener una voz propia. Tal es el caso de Zack Snyder con su versión de "Dawn of the dead" o de Rob Zombie con "Halloween". 

El director encargado de dirigir la revisión del clásico "Evil dead", el urugüayo Federico Álvarez, ha contado con el beneplácito tanto de Sam Raimi, director de la original,  como con el de Rob Tapert, productor y el de Bruce Campbell, la estrella de la saga. Esto sirvió en un principio para que aquellos que no veíamos con muy buenos ojos este proyecto, respiráramos tranquilamente, sabiendo que detrás estaban los padres de la criatura supervisándolo. Además su primer trailer resultaba muy efectivo y el eslogan del póster oficial, garantizaba que esta iba a ser "la experiencia más terrorífica que hayamos vivido en el cine".


Una vez vista la película, puedo confirmar que el eslogan del póster es eso mismo, un simple eslogan, cuya única función es la de vender el producto y la película no resulta tan terrorífica como se anunciaba. No obstante, esto no quiere decir que el film muestre la contención (por no decir mojigatería) a la que estamos (mal)acostumbrados en el género de terror proveniente de Hollywood. Al contrario, la sangre fluye a borbotones, hay desmembramientos y amputaciones varias y objetos afilados de todo tipo que penetran en la carne como si esta fuera de mantequilla. Para un fan del gore como servidor, siempre resulta gratificante comprobar que de vez en cuando surgen películas como esta, en las que el horror se muestra sin concesiones. Pero a pesar de tratarse de una película sangrienta, ninguna escena resulta lo suficientemente desagradable como para que alguien que esté mínimamente curtido en este tipo de cine, tenga que apartar la vista. Sin embargo, la película no podría sustentarse únicamente con la violencia, sin una buena historia que la respaldara o unos personajes que transmitan alguna emoción. En este caso, el director sustituye la presencia carismática de "Ash", por la de un grupo de jóvenes que van a reunirse a la cabaña del bosque, con el fin de ayudar a una amiga en común. El tono del relato resulta bastante solemne en general, ahondando en las tragedias de sus principales protagonistas, con pocos o ningún momento para la comedia. Resulta interesante esta vuelta de tuerca a las convenciones del género, en la que más allá de mostrar la deshinibición típica en estas películas, con jóvenes incautos y despreocupados más pendientes del sexo que del hacha que se aproxima a sus espaldas, se interesa por dotarlos de cierta profundidad. A pesar de esto, hay determinadas presencias ineludibles, que sólo están incluídas para aumentar el body count. Esto nos lleva a hablar del trabajo actoral. Si bien buena parte del reparto resulta meramente anecdótico, el guión consigue crear una buena dinámica entre los hermanos interpretados por Shiloh Fernández y Jane Levy. Resulta digna de mención la convincente interpretación de esta última, auténtico descubrimiento de la película, dejándose literalmente la piel en la mayoría de escenas en las que aparece.


Pasando a hablar sobre la dirección de "Fede" Álvarez, comprobamos que ha optado por seguir la tendencia de varios de los remakes más recientes, en los que la sofisticación de la imagen, sustituye a la textura, a veces amateur, de las producciones que sirven de base.  No obstante, la realización incluye instantes en los que se hace uso de algún recurso estilístico propio de Raimi a modo de homenaje. A pesar de alguna bajada de ritmo puntual, el director maneja bien los momentos de tensión y sabe dónde colocar la cámara para trasnmitirnos las percepción de los personajes, ante la locura que les rodéa.


En definitiva, "Posesión infernal" versión 2013, no supone una obra destinada a cambiar al género, tal y como hiciera en el año 81 la película de Raimi. Tampoco se trata de un producto deleznable y olvidable, que insulte al espíritu del original. Al final, tan sólo resulta un film de terror efectivo, que entretiene durante los 90 minutos que dura, pero que no supone el título revolucionário que muchos auguraban. Si lo que queréis es disfrutar de una película de género en el cine, no lo dudéis, pues sin duda se trata de la mejor opción actual de la cartelera.