Por Pablo Álvarez
Cuando hace tres años se estrenó “Kick Ass”, lo hizo partiendo de la base de que el público ya tenía un bagaje suficiente respecto al género de cómics en el cine, como para confiar en que la visión subversiva y desmitificadora que ofrecía sobre la figura del superhéroe, funcionara de forma tan efectiva como su homónimo en el papel.
Ahora nos llega la secuela, “Kick Ass 2”, que supone una
digna continuación de la primera, repitiendo los aciertos que la convirtieron
en una obra de culto, a la vez que presenta algunas novedades. En esta ocasión
la historia toma elementos prestados de la continuación de la obra original, mezclándolos
con la miniserie dedicada a “Hit girl”,extrayendo los aspectos más interesantes
de ambas para configurar su argumento. Al igual que en la anterior película, la
trama sigue fielmente a la del cómic, desviándose puntualmente para ofrecer
variaciones que, en esta ocasión, benefician el desarrollo de los personajes.
De este modo, si en el original veíamos que Hit Girl/Mindy MacReady se mantenía
en la infancia, aquí se ha optado por situarla en plena adolescencia.
Esto da pie a interesantes situaciones, en las que se plantea la manera de
lidiar con los problemas de adaptabilidad que surgen en esa etapa de la vida,
sumada a la ya de por sí difícil labor como superheroína. También comprobaremos
que Kick Ass cada vez adquiere más seguridad en sí mismo, formando equipo con
un grupo más amplio de vigilantes, para hacer frente al mayor desafío al que se
haya enfrentado hasta el momento. En cuanto al antagonista de la función “Bruma
roja”, buscará venganza mostrándose como un enemigo más letal que antes, algo
que se evidencia por su nuevo apodo, más directo y agresivo: “El Hijoputa”. Una
de las novedades de esta entrega, es la inclusión de nuevos héroes y villanos
en ambos bandos, formando grupos numerosos de lo más variopinto, con nombres
como los de “Madre Rusia”, “Muerte negra” o “Zorra nocturna”. Esto contribuirá
a dar una sensación de mayor escala a la película respecto a la anterior,
mostrando multitudinarias escenas de batalla que lucen estupendamente,
excediendo los resultados que podrían esperarse de una producción que se
mantiene dentro de los márgenes del cine de bajo presupuesto, para los
estándares del Hollywood actual.
En esta ocasión, la dirección corre a cargo de Jeff Wadlow,
quien sustituye a Matthew Vaughn. El realizador ha supuesto un buen relevo, que
ha sido capaz de dotar de continuidad a la narración, consiguiendo de nuevo un
perfecto equilibrio entre la acción y la comedia, aderezándolo con unas buenas
dosis de incorrección política. No obstante, su mayor acierto ha sido el de comprender
que lo que convirtió a la película original en una obra de éxito, fueron sus
personajes. Wadlow, quien también se encarga del libreto, ofrece una buena
construcción de los mismos y es precisamente en los momentos íntimos en los que
interactúan entre ellos, cuando la cinta ofrece sus mejores instantes. En
cuanto a los actores, Aaron Johnson consigue dar forma a un “Kick ass” igual de
pringado pero más osado, apoyado en una sorprendente transformación física. Sin
embargo, al final seguirá recurriendo a Hit Girl para salvar la vida, interpretada
de nuevo por la siempre excelente Chloë Grace Moretz , que vuelve a convertirse
en la indiscutible estrella de la función, mostrando una faceta más vulnerable
del personaje. Christopher Mintz-Plasse da vida a “El Hijoputa”, haciendo gala de su
inconfundible vis cómica, consiguiendo transmitir cierta simpatía hacia él, a
pesar de los actos abyectos que comete. En papeles más pequeños, encontramos por un
lado a un irreconocible Jim Carrey, que consigue crear un personaje tan letal
como entrañable y la inestimable presencia del gran John Leguizamo, como secuaz
del villano, resultando ser el único por el que este conservará un cierto vínculo
afectivo.
En definitiva, “Kick Ass 2” supone una buena continuación, que repite las virtudes del film anterior, a la vez que consigue que la historia progrese de forma interesante. Cierto es, que al igual que sucedió con la primera entrega, buena parte de los aspectos más sórdidos del original, se han quedado en el tintero para posibilitar su estreno en salas comerciales. No obstante esto se compensa con otros instantes ausentes en el cómic, que en algunos casos resultan brillantes. A la espera de que se anuncie una tercera película, podéis estar tranquilos sabiendo que esta secuela desmonta el viejo dicho de que: “segundas partes nunca fueron buenas”.
3 pepaçaos y medio