domingo, 23 de junio de 2013

CRÍTICA: 

"EL HOMBRE DE ACERO" ("Man of steel" 2013, Zack Snyder)

 Por Pablo Álvarez


Comenzaré diciendo que “El hombre de acero” no supone la mejor película basada en un cómic jamás realizada ; tampoco es el mejor trabajo de su realizador, Zack Snyder. Ambos puestos siguen estando ocupados de forma inamovible, por esa maravilla titulada “Watchmen”. ¿Significa eso que el resultado final es decepcionante?. En absoluto. Nos hallamos ni más ni menos,  ante la más ambiciosa, épica, profunda y emotiva visión de Superman jamás llevada a la gran pantalla. 

Lo que han conseguido el realizador y los guionistas con esta película, es digno de admiración. Trasladar de forma acertada la historia de un personaje con 75 años de antigüedad, en el contexto actual no era tarea fácil. Si el clásico dirigido por Richard Donner mostraba el mundo idealizado del “american way of life”, en el que Superman truncaba los planes de un Lex Luthor más bufón que villano, la nueva versión, sitúa al héroe en un escenario mucho más realista y acorde al sentir general de la sociedad de nuestros días. Esto queda patente desde su comienzo, en el que contemplamos un Krypton que, lejos de presentar la aséptica e inmaculada apariencia vista en anteriores versiones, se presenta como un mundo decadente, sombrío y hostil al borde de la destrucción. A lo largo del film, se incide en el aspecto de que Superman preserva su sentido de la nobleza y unos valores morales profundamente arraigados, pero el mundo que le rodea ya no es el de antaño. Los tiempos cambian, y la otrora bondad se antoja ingenua, dando paso al escepticismo y a la hipocresía. Por eso en esta ocasión vemos que al personaje le cuesta más que nunca emerger triunfalmente de las situaciones a las que se enfrenta, muchas de las cuales derivarán en un conflicto emocional. Ya no es el héroe al que todos vitoreaban cuando le veían surcar los cielos. Ahora es un Dios que, a pesar de luchar por la humanidad, no puede evitar infundir temor en los indefensos mortales que contemplan su poder destructivo. Por esto principalmente, es por lo que esta versión supone una necesaria y valiente, actualización del personaje, a la vez que realiza una profunda reverencia hacia el canon establecido, pero sin dejar que esto condicione a la historia que quiere y necesita contar.

La película se esfuerza en distanciarse del resto de producciones pertenecientes a un género, que empieza a mostrar ciertos signos de comodidad y falta de riesgo, al repetir sus esquemas invariablemente. “El hombre de acero”, consigue que una historia que ya es arquetípica, resulte fresca gracias a una narración poco convencional, en la que el flashback se convierte en un recurso constante durante el metraje. Estos se integran en la trama en momentos concretos, cumpliendo la función de explicar los propósitos del personaje y su evolución a lo largo de la historia, logrando un buen equilibrio entre la introspección y el espectáculo. En lo concerniente a esto último no hay atisbo de duda: la escala de las batallas mostradas en “El hombre de acero” supera con creces a todo lo visto hasta ahora, “Vengadores” incluidos.  La forma de mostrar los devastadores efectos de los enfrentamientos, consiguen dotar de gravedad y dramatismo a dichas escenas, evitando caer en el mero divertimento vacuo.

La dirección de Zack Snyder,  presenta determinadas variaciones respecto a sus anteriores trabajos, pero sin perder por completo las señas estilísticas que lo definen como autor. En esta ocasión prescinde de la cámara lenta y opta por una dirección más directa e integrada en la acción, con una omnipresente cámara al hombro. No obstante, esto no limita de ningún modo su capacidad como creador de imágenes brillantes, con un sentido de la composición único y un gran manejo de la puesta en escena. Hans Zimmer no lo tenía nada fácil al tener que trabajar a la sombra de la mítica partitura firmada por John Williams. Afortunadamente sale airoso, consiguiendo uno de sus mejores  trabajos, logrando una composición contundente y emotiva, que potencia la épica de las imágenes. En cuanto al elenco actoral, lo primero que hay que mencionar es que Henry Cavill consigue plenamente que no evoquemos la imagen de Reeve durante el metraje. Su imponente presencia física y su convicción a la hora de interpretar el papel, lo convierten en el mejor Superman hasta la fecha. Amy Adams supone una perfecta Lois Lane, intrépida, inteligente y formando parte activa en la acción. Russell Crowe logra una brillante actuación, consiguiendo que sus instantes como Jor-el, nos hagan desear la realización de un spin-off centrado en su personaje. Michael Shannon logra crear un villano memorable, distanciándose de los estereotipos y logrando que lleguemos a empatizar con su causa. Kevin Costner, Diane Lane y Lawrence Fishburne, no cuentan con tantos minutos en pantalla como el resto y aún así, consiguen protagonizar algunas de las mejores escenas del film, gracias a su excelente trabajo.

En definitiva, “El hombre de acero” supone una reinvención del personaje necesaria y oportuna en la época actual. No es un film carente de fallos, como demuestra alguna caída puntual de su ritmo y alguna frase desafortunada en su guión. Sin embargo sus responsables demuestran un profundo respeto hacia el material original, consiguiendo lo más cercano a la película definitiva de Superman. De momento puedo decir con satisfacción, que se han sentado las bases de algo que fácilmente podría evolucionar, en el mejor film de superhéroes jamás realizado. Me alegro de haber disfrutado con este excelente relanzamiento, que desde ya es una de la mejores películas del género y sin duda el mejor film en lo que llevamos de año. El futuro se presenta esperanzador.

Nota: Con esta crítica inauguramos nuestro sistema de puntuación a base de "pepaçaos". La valoración se establece de uno a cinco. En este caso "El hombre de acero" tiene una puntuación de cuatro "pepaçaos" y medio. Agradecimientos especiales a Gonzalo Álvarez, por encargarse de su diseño. 

PUNTUACIÓN:

4 1/2 pepaçaos