Hay una secuencia en esta nueva entrega de "Thor", que sorprende por la solemnidad y la belleza de sus imágenes y por el hecho de poder captar sin diálogos, los conflictos emocionales que experimentan los personajes ante un suceso de gran trascendencia. Es un instante que nos hace reflexionar sobre la grandiosidad que podría haber alcanzado la película, de haber sido el tono general del relato. No obstante, hay que tener en cuenta que la decisión que ha tomado desde el principio Marvel studios, a la hora de trasladar las historias de sus personajes del cómic a la gran pantalla, es la del espectáculo y la diversión sin una gran carga de profundidad. Sabiendo esto y contando con los precedentes de la decepcionante "Iron Man 3", la segunda parte de las aventuras del Dios del trueno en el cine, ofrece exactamente lo que se esperaba de ella: Un producto tan espectacular y disfrutable como liviano.
Uno de los aciertos que se perciben desde el principio respecto a la primera parte, es que consigue desprenderse de la sensación que esta transmitía, al tratarse de un título transitorio para que el público se familiarizara con el personaje, de cara al gran espectáculo coral planeado de "Los Vengadores". En esta ocasión la historia se desarrolla en un universo propio que, pese a seguir vinculado a los acontecimientos de la cinta del supergrupo, resulta totalmente válido y coherente de forma independiente, profundizando más en su mitología . Esto se debe en gran parte al excelente diseño de producción, que muestra la arquitectura y la sociedad asgardianas y a que en esta ocasión la trama se desarrolla durante más tiempo en ese mundo que en Midgard. Otro aspecto que suele mejorar en las secuelas y del que también se beneficia esta cinta, es el afianzamiento definitivo de los actores en sus respectivos papeles. A estas alturas quedan disipadas de forma definitiva, las dudas de que Chris Hemsworth fuera una elección de casting perfecta o de la capacidad de Tom Hiddleston de convertirse en el rey de función como Loki. En general todo el reparto realiza su labor de forma convincente e incluso sorprende que algunos de los personajes que a priori podrían tener menos relevancia, desempeñen un papel crucial en el devenir de los acontecimientos, como es el caso de una acertadísimia Rene Russo. Por otro lado, el villano interpretado por el británico Christopher Eccleston, resulta lo suficientemete amenazador, a pesar de que sus motiviaciones resulten bastante obvias.
Pasando a comentar los aspectos negativos de la cinta, de nuevo se hace notar la manía que tiene Marvel de introducir bromas y payasadas varias cada dos por tres. El problema no es tanto la inclusión de estos instantes como la dosificación de los mismos y lo desafortunados que resultan. A consecuencia de esto, hay varias escenas en la película, en las que la épica que podría haberse construído en torno a un momento determinado, se ve interrumpida y disipada por el chiste de turno que no viene a cuento. Aparte de esto, hay personajes como el de Kat Dennings o Jonathan Howard, que podrían haberse rebajado o eliminado definitivamente, en favor de más momentos de batallas y drama.
En general puede decirse que "Thor: el mundo oscuro" es un buen entretenimiento, que oscila durante su metraje entre los momentos más emocionantes y los que presentan un humor prescindible. De cualquier modo, la película supone un paso adelante en la plasmación del universo del personaje en el cine, superando ampliamente a su primera entrega y a la otra cinta del estudio estrenada este año.
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