Por Pablo Álvarez
Cuando lo que más trasciende sobre una superproducción
multimillonaria, son las numerosas dificultades que han surgido durante su realización,
las alarmas suelen dispararse, vaticinando lo que con toda seguridad será una
película que refleje todos esos problemas, dando forma a un producto fallido.
No obstante, no sé si pecaré de ingenuo o de tener un optimismo excesivo, pero
asistí al cine con la esperanza de que al final resultara una obra, cuanto
menos, entretenida.
Tras haberla visto, me alegra poder decir que “World War Z” no supone el fiasco que todo el mundo esperaba. Admito no haber leído la novela original de Max Brooks en la que se basa, por lo que sólo puedo valorar la película como obra en sí misma y no como adaptación. Dicho esto, el filme resulta un entretenidísimo blockbuster veraniego, con un ritmo que no decae en ningún momento. Cierto es que, al tratarse de un film de Zombies, se hubiera agradecido una mayor calificación por edades, pero la espectacularidad y la tensión que transmiten las secuencias de acción, vienen a paliar de algún modo este aspecto. Y es que mostrar la escala global de la plaga, es uno de los aciertos del film, consiguiendo un escenario apocalíptico, que afecta al mundo desde Filadelfia, hasta Corea, pasando por Israel. El dinero invertido en la producción luce en las distintas set-pieces, que resultan variadas y en general, bastante bien realizadas. Desconozco hasta qué punto afectaron al rodaje las tensiones surgidas entre el realizador Marc Forsrter y Brad Pitt, de los que se dice que acabaron comunicándose a través de intermediarios, pero es algo que no ha afectado de ningún modo en la dirección de dichas secuencias. Hablando de Pitt, el actor ofrece una interpretación tan efectiva como de costumbre, logrando con su carisma que el público conecte con la historia del antiguo investigador de la ONU, que se ve empujado a ser parte activa en un conflicto en el que el destino de la humanidad y por ende el de su familia, está en juego. No obstante, si bien hay escenas en las que el actor logra emocionar con sus actos, hay otras en las que parece un poco desubicado. En el resto del reparto encontramos a una correcta Mireille Enos como su mujer y a unos Matthew Fox y unos James Badge Dale, cuya presencia resulta meramente anecdótica.
Tal vez el mayor problema de la película, se deba precisamente al ritmo que presenta su narración. Si bien con esto se consigue que no haya un instante en el que nos aburramos, también transmite una cierta sensación de celeridad narrativa. Con esto la trama adquiere una estructura esquemática, que se resume en ir de un punto a otro para evaluar la situación, hasta que se produce el inevitable ataque de los no muertos.
En definitiva, “World War Z” supone un entretenimiento efectivo que, si bien hace una serie de concesiones de cara a captar a un
target más amplio de público, no deja de mostrar una invasión zombie, como
pocas veces se ha visto en pantalla. No es una de zombies de las de toda la
vida (para eso ya tenemos a Romero y a Fulci), pero si asistís al cine con la
intención de pasar un rato divertido, probablemente salgáis satisfechos. Aunque, todo hay que decirlo, lo más seguro es que su recuerdo en vuestra memoria, no perdure más allá de lo que duren sus créditos finales.
2 pepaçaos y medio