El realizador impregna al relato de un tono melancólico que se ve potenciado por las gélidas localizaciones de un paisaje en el que la lluvia nunca cesa y una fotografía de tonos fríos, en la que predominan los grises de un omipresente cielo nublado, que sirve como vaticinio del drama que se cierne sobre sus protagonistas. Villeneuve construye la historia en torno a los personajes, contrastando las distintas motivaciones que impulsan sus actos, sin establecer juicios morales a favor o en contra de ninguno de ellos, dejando que sea el propio espectador quien extraiga sus propias conclusiones. Esto es posible gracias a los matices que ofrece un impresionante elenco, compuesto por unos actores en estado de gracia, entre los que destacan el trío formado por Hugh Jackman, Jake Gyllenhall y Paul Dano. El primero de ellos interpreta a un padre obsesionado con la idea de preservar a su familia de posibles peligros, que a tenor de los acontecimientos, se verá empujado a poner en práctica métodos extremos. Jackman muestra los conflictos interiores que experimenta su personaje, consiguiendo el que sin duda es uno de los mejores trabajos de su carrera. Jake Gyllenhall también ofrece un gran trabajo como de costumbre, dando vida al solitario detective que tendrá que hacerse cargo de un caso, que lo obligará a replantearse el papel de víctima y verdugo de los implicados. En cuanto a Paul Dano, consigue con éxito la dificil labor de establecer un equilibrio perfecto entre el desprecio y la compasión que inspira su personaje, demostrando que es uno de los mejores actores jóvenes en la actualidad. En el resto del reparto encontramos a una irreconocible Melissa Leo, interpretando a una anciana de rostro imperturbable y a unos siempre convincentes Terence Howard, Viola Davis y Maria Bello.
A pesar de que el film supone una buena muestra del género, es cierto que al transitar por derroteros bastantes comunes en el thriller, puede llegar a crear una determinada anticipación antes de que ocurran los hechos, en los espectadores más versados. Del mismo modo, su guión consigue mantener la atención durante todo el metraje, aunque para ello presente determinados aspectos en su desarrollo, en los que habrá que recurrir a la suspensión de la incredulidad, para poder disfrutar plenamente de la propuesta.
De cualquier modo, "Prisioners" es una buena película, que lejos de suponer un mero entretenimiento, propicia el debate tras su visonado. Sin duda el mayor acierto de la cinta es mostrar de forma clara la idea que subyace en el film, que enlaza con la ambivalencia de su título. La conclusión definitva que se extrae, es que al final todos somos prisioneros, tanto si somos cautivos de un captor, como al estar expuestos a los peligros de una sociedad, que oculta a sus monstruos bajo la apacible apariencia de la cotidianidad.
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