CRÍTICA: "IRON MAN 3" (2013, Shane Black)
Por Pablo Álvarez
Analizar una película como “Iron Man 3” resulta una tarea
peliaguda. Esto se debe en parte a que,
tratándose de la adaptación de un cómic, uno intenta disociar la fuente original
que sirve de inspiración, del resultado final, para valorar el producto por su
calidad como obra cinematográfica en sí misma. En este caso, es un ejercicio que
considero indispensable si se quiere llegar a disfrutar plenamente con la
propuesta. Sobre todo si se tiene un mínimo de conocimiento previo del
personaje.
Lo que los distintos trailers del film hacían augurar, era un
tratamiento más sombrío y solemne que el mostrado en las dos películas precedentes.
La inclusión en la historia de El Mandarín, considerado como el archienemigo
del personaje, prometía un villano a la altura de las circunstancias, capaz de
llevar hasta la más absoluta desesperación a nuestro héroe. No obstante, la
presencia de Shane Black, tanto detrás de las cámaras como en el guión, debería
haber servido como advertencia de lo que podíamos esperar en esta entrega.
Black sigue fiel al estilo que le hizo famoso en trabajos como los de “Arma
Letal” o “El último Boy Scout”, cuyos respectivos guiones son obra suya y se encarga
de llenar los diálogos con frases ingeniosas y chistes en todo momento, aunque
estos estén fuera de lugar. Como consecuencia de ello, el tono general de la
película, que en un principio se perfila como un thriller tradicional, acaba
derivando hacia la comedia, hasta el punto de llegar a flirtear directamente
con el slapstick. Esto no habría importado demasiado, si se hubiera conseguido un buen
equilibrio entre seriedad y humor, pero en este caso nos encontramos con una
clara descompensación entre ambos. De este modo, cualquier instante en el que se
consigue transmitir una cierta sensación de gravedad, se rompe inmediatamente
con un recurso humorístico. Lamentablemente, esto acaba lastrando a la película
y consecuentemente consigue que no tomemos en serio casi nada de lo que acontece en
pantalla. Esto me lleva a mencionar la cuestión que probablemente suscitará más
polémicas entre los aficionados al cómic. Se trata del tratamiento que recibe
un personaje en concreto, cuya identidad no desvelaré aquí, pero que se
distancia tanto del de su homónimo del papel, que llega a provocar vergüenza ajena.
Pasando a comentar las interpretaciones, Robert Downey J.R. vuelve a hacer lo que mejor
se le da, es decir, hacer de sí mismo. A estas alturas habría resultado difícil
pedirle que hubiera ofrecido alguna nueva faceta del personaje y aunque en un
principio llega a explorarse esta posibilidad, pronto se vuelve al modelo del
viejo Tony Stark irónico y fanfarrón. Esto no supone un aspecto criticable,
sencillamente nos encontramos con lo mismo que hemos visto en las anteriores
apariciones del personaje en pantalla. Por otro lado Gwyneth Paltrow, si ha
experimentado una cierta evolución en esta entrega, con una papel mucho más
activo y físico, mientras mantiene su indudable química con Downey J.R. Don
Cheadle cuenta en esta ocasión con un papel que se hubiera beneficiado de mayor
tiempo en pantalla y aún así se muestra tan efectivo como siempre. Sin duda una
de las mejores incorporaciones al reparto es la del excelente Guy Pearce, del
cual diríase que ha cambiado de agente, a juzgar por el incansable ritmo de
trabajo que lleva últimamente, algo de lo que nos alegramos aquellos que
disfrutamos de sus actuaciones. Ben Kingsley logra transmitir su indudable
carisma y presencia, pero para hablar más a fondo de su interpretación, tendría
que desvelar determinados aspectos de la trama, algo de los que me abstendré
por todos aquellos que no la hayan visto aún. La actriz Rebecca Hall también aparece,
realizando un papel simplemente correcto, que no da para mucho más de lo que
ella ofrece.
Leyendo esta crítica, se podría extraer de mis palabras que
no disfruté en absoluto con “Iron Man 3”. No negaré que determinados aspectos
de su trama, han influido negativamente en mí valoración final. No obstante, si
uno es capaz de analizar la película de forma independiente al material en que
se basa, resulta un trabajo entretenido y disfrutable. Cuenta con un excelente
ritmo, la mayoría de sus escenas de acción son trepidantes y sus efectos
especiales lucen estupendamente. Además, los fans del personaje, disfrutarán con un
gran despliegue de distintas armaduras en acción.
Al final, todo se reduce a que “Iron Man 3” se trata de un
gran chiste, aunque determinar si resulta gracioso o no, dependerá únicamente
de vuestro sentido del humor.