lunes, 22 de abril de 2013

CRÍTICA: "OBLIVION" (2013, Joseph Kosinski)

Por Pablo Álvarez


Si hay algo que demostró Joseph Kosinski con su ópera prima, “Tron legacy”, es que poseía un talento innato a la hora de crear una simbiosis perfecta entre música e imágenes. En esta, su segunda película, conserva dicha habilidad y  presenta un trabajo más ambicioso y personal, libre de las probables imposiciones a las que se vio sometido por parte de la Disney, en su anterior trabajo.

Con “Oblivion”, el director presenta una película cuyo aspecto visual resulta de nuevo apabullante y vuelve a apoyarse en una excelente banda sonora, compuesta en esta ocasión por el grupo de música electrónica M83, que enfatiza las imágenes y dota al conjunto de una energía contagiosa. Viendo la película, resulta evidente la pasión que despierta en el director la ciencia ficción, aunque precisamente ésta termina por suponer  la mayor virtud y defecto del film, dependiendo del punto de vista. La historia transita por caminos que no resultarán ajenos a todo aficionado que se precie, de tal modo que reúne elementos de distintas películas, conformando una suerte de “monstruo de Frankenstein” en forma de celuloide. Es evidente que Kosinski además de cineasta, es un fan y da la sensación de que con esta película ha querido rendir su particular homenaje al género. No obstante, la forma en la que muchos medios han criticado la falta de originalidad del film, ha resultado del todo desmedida. Es cierto que determinados instantes de su metraje pueden llegar a producir cierta sensación de déjà vu, pero yo me pregunto: ¿Qué película resulta original al 100% de todas las que llegan a la cartelera en la actualidad?. Sin ir más lejos, el año pasado “Looper” fue valorada de forma mucho más indulgente y me atrevería a afirmar que copiaba muchísimo más de otras películas, de lo que lo hace ésta. Lo importante a estas alturas, es encontrar un director que sepa lo que quiere contar y de qué forma. En este aspecto, Kosinski demuestra ser un narrador eficiente, que deja entrever la suficiente personalidad en la dirección, como para que a pesar de los puntos en común con obras anteriores, consiga crear una experiencia singular en el cine. A esto contribuyen sin duda, tanto el excelente apartado visual como el musical, como antes he mencionado.

Pasando a hablar de las interpretaciones, en primer lugar encontramos a toda una estrella como Tom Cruise en cabeza de cartel. El actor demuestra que sigue siendo un profesional como la copa de un pino, realizando las escenas de riesgo sin dobles y consiguiendo resultar convincente en todo momento.  Hubo una temporada en la que parecía que Cruise estaba destinado a protagonizar proyectos que no estaban en sintonía con el resto de su filmografía. En esta ocasión puedo confirmar que se trata de uno hecho a su medida. La británica Andrea Riseborough le acompaña en el reparto, constituyendo su única compañía durante buena parte del metraje y realizando una excelente actuación, dotando a su personaje de diversos matices . Esto viene a suplir en cierto modo el trabajo de Olga Kurylenko, cuya belleza y fotogenia resultan indiscutibles, pero que tal vez debería haber mostrado algo más de emoción en su interpretación.  También aparecen Morgan Freeman, que muestra su característico carisma, sin cambiar excesivamente el registro al que nos tiene acostumbrados y Nikolaj Coster-Waldau, que a pesar de no contar con muchas escenas, se esfuerza porque su personaje se haga notar.

En definitiva, “Oblivion” no supone una película cuya originalidad implica  que será recordada como una de las grandes obras del cine de ciencia ficción. Pero se trata de un trabajo realizado desde el amor y el respeto al género, con la firme intención de querer contar una historia que emocione y resulte visualmente sorprendente. Sería injusto no darle una oportunidad, cuando últimamente se han estrenado títulos mediocres, que merecían una atención infinitamente inferior de la que debería recibir esta. Yo por mi parte, me siento satisfecho de habérsela dado.

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