domingo, 28 de abril de 2013


CRÍTICA: "IRON MAN 3" (2013, Shane Black)

Por Pablo Álvarez


Analizar una película como “Iron Man 3” resulta una tarea peliaguda.  Esto se debe en parte a que, tratándose de la adaptación de un cómic, uno intenta disociar la fuente original que sirve de inspiración, del resultado final, para valorar el producto por su calidad como obra cinematográfica en sí misma. En este caso, es un ejercicio que considero indispensable si se quiere llegar a disfrutar plenamente con la propuesta. Sobre todo si se tiene un mínimo de conocimiento previo del personaje.

Lo que los distintos trailers del film hacían augurar, era un tratamiento más sombrío y solemne que el mostrado en las dos películas precedentes. La inclusión en la historia de El Mandarín, considerado como el archienemigo del personaje, prometía un villano a la altura de las circunstancias, capaz de llevar hasta la más absoluta desesperación a nuestro héroe. No obstante, la presencia de Shane Black, tanto detrás de las cámaras como en el guión, debería haber servido como advertencia de lo que podíamos esperar en esta entrega. Black sigue fiel al estilo que le hizo famoso en trabajos como los de “Arma Letal” o “El último Boy Scout”, cuyos respectivos guiones son obra suya y se encarga de llenar los diálogos con frases ingeniosas y chistes en todo momento, aunque estos estén fuera de lugar. Como consecuencia de ello, el tono general de la película, que en un principio se perfila como un thriller tradicional, acaba derivando hacia la comedia, hasta el punto de llegar a flirtear directamente con el slapstick. Esto no habría importado demasiado, si se hubiera conseguido un buen equilibrio entre seriedad y humor, pero en este caso nos encontramos con una clara descompensación entre ambos. De este modo, cualquier instante en el que se consigue transmitir una cierta sensación de gravedad, se rompe inmediatamente con un recurso humorístico. Lamentablemente, esto acaba lastrando a la película y consecuentemente consigue que no tomemos en serio casi nada de lo que acontece en pantalla. Esto me lleva a mencionar la cuestión que probablemente suscitará más polémicas entre los aficionados al cómic. Se trata del tratamiento que recibe un personaje en concreto, cuya identidad no desvelaré aquí, pero que se distancia tanto del de su homónimo del papel, que llega a provocar vergüenza ajena.

Pasando a comentar las interpretaciones,  Robert Downey J.R. vuelve a hacer lo que mejor se le da, es decir, hacer de sí mismo. A estas alturas habría resultado difícil pedirle que hubiera ofrecido alguna nueva faceta del personaje y aunque en un principio llega a explorarse esta posibilidad, pronto se vuelve al modelo del viejo Tony Stark irónico y fanfarrón. Esto no supone un aspecto criticable, sencillamente nos encontramos con lo mismo que hemos visto en las anteriores apariciones del personaje en pantalla. Por otro lado Gwyneth Paltrow, si ha experimentado una cierta evolución en esta entrega, con una papel mucho más activo y físico, mientras mantiene su indudable química con Downey J.R. Don Cheadle cuenta en esta ocasión con un papel que se hubiera beneficiado de mayor tiempo en pantalla y aún así se muestra tan efectivo como siempre. Sin duda una de las mejores incorporaciones al reparto es la del excelente Guy Pearce, del cual diríase que ha cambiado de agente, a juzgar por el incansable ritmo de trabajo que lleva últimamente, algo de lo que nos alegramos aquellos que disfrutamos de sus actuaciones. Ben Kingsley logra transmitir su indudable carisma y presencia, pero para hablar más a fondo de su interpretación, tendría que desvelar determinados aspectos de la trama, algo de los que me abstendré por todos aquellos que no la hayan visto aún. La actriz Rebecca Hall también aparece, realizando un papel simplemente correcto, que no da para mucho más de lo que ella ofrece.

Leyendo esta crítica, se podría extraer de mis palabras que no disfruté en absoluto con “Iron Man 3”. No negaré que determinados aspectos de su trama, han influido negativamente en mí valoración final. No obstante, si uno es capaz de analizar la película de forma independiente al material en que se basa, resulta un trabajo entretenido y disfrutable. Cuenta con un excelente ritmo, la mayoría de sus escenas de acción son trepidantes y sus efectos especiales lucen estupendamente. Además, los fans del personaje, disfrutarán con un gran despliegue de distintas armaduras en acción.

Al final, todo se reduce a que “Iron Man 3” se trata de un gran chiste, aunque determinar si resulta gracioso o no, dependerá únicamente de vuestro sentido del humor.

2 comentarios:

  1. Me alegro de que pudieras disfrutarla.

    A mí, tristemente, lo único que me despierta la película es sentir vergüenza ajena.

    Menudo engendro han parido Marvel Studios y Shane Black. Menuda tomadura de pelo y bazofia intragable que nos han vendido. Un despropósito que en absoluto me esperaba: ridícula, absurda, aburrida, estúpida, paródica, torpe, vacua... ¡Una joya!

    Y mejor no intentar encontrar ya el mínimo rastro o espíritu del material original, porque es para llorar: ni éste es Tony Stark, ni esto es el Extremis de Warren Ellis, y ni siquiera es la verdadera Marvel.

    Qué hartazgo de superproducciones asépticas, rutinarias e impersonales; repletas de ese repugnante humor para descerebrados que tan ruidosamente carcajean con los enésimos golpes o caídas.

    Creo que ésta convierte a la segunda parte en una obra maestra.

    En fin, menos mal que ya llega tito Snyder con El hombre de acero y me quitará este mal sabor de boca a base de espectacularidad, emoción, personalidad, respeto y saber hacer.

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  2. Reconozco que hay que ser muy, pero que muy indulgente para disfrutarla. Y pensándolo en frío, la película es como para mear y no echar gota. De todos modos, más ingénuos somos nosotros al pensar que Marvel iba a cambiar la dinámica del "chiste fácil" a la que nos tiene acostumbrados. El trailer también acabó resultando una engañosa estrategia, mostrando lo que en un principio parecía que iba a ser una entrega seria y solemne. Parece ser que, desde el propio estudio, el planteamiento es no tomarse las cosas en serio. Es como si en el fondo consideraran menor el material que adaptan y tuvieran que convertirlo todo en una gran broma, ridiculizando algo que merecería un mayor repeto por parte de sus responsables, en deferencia a toda una legión de fans.

    Ahora que lo dices, cada vez que pienso más en la película, menos me gusta y más que cabreo.

    Como bien dices, menos mal que ya queda poco para que Zack Snyder llegue con su hombre de acero y muestre de nuevo, toda la grandiosidad que puede alcanzar el género.

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