CRÍTICA: LA CAZA
("Jagten" 2013, Thomas Vinterberg)
Por Mario M.Caro
Siempre un nuevo trabajo del director danés Thomas Vinterberg suscita un gran interés
en el mundo del
celuloide a la par de llevar consigo ciertos aires de polémica. E
l realizador, surgido de la "escuela" del movimiento Dogma, ha venido demostrando con sus anteriores trabajos que no le asusta tocar temas peliagudos donde la supuesta moral de nuestra sociedad civilizada se pone en duda, por supuesto su cine es incomodo e incluso asfixiante pero también
atrevido y para nada condescendiente, y claro, su nuevo trabajo no podría
ser menos.
En "La Caza" Vinterberg se adentra en un pequeño pueblo de Dinamarca donde su tranquila comunidad, regida por costumbres inamovibles y con la sombra de la religión muy presente, se ve amenazada por un simple rumor, una pequeña travesura inocente, que logra convertir a un buen hombre en un monstruo marginado y amenazado por su comunidad.
Por supuesto el punto de partida y su propio planteamiento no suscitan mayor interés que el ya visto y repetido en mil ocasiones en los sosos 'telefilmes' que enganchan a nuestras abuelas, véase: "hombre inocente acusado de pederastia y/o violación que deberá luchar para demostrar su inocencia". Sí, ya nos lo sabemos,
su diferencia y la cual hace a esta película tan especial es la profundidad con la que su director relata los echos, lejos de ofrecer un relato simplón lleno de sensacionalismo y personajes victimistas, "La caza" se revela como una película sobria, su empatía se puede reflejar en todos los personajes de la cinta, su medido guión hará que nos preguntemos constantemente quien esta obrando mal moralmente, en un tema tan delicado como el que la cinta retrata no existen buenos ni malos, todo depende del cristal con el cual lo mires y si en todo caso pretendiésemos buscar un culpable, Vinterberg nos apunta que el verdadero culpable es la falta de caridad, esa que tanto predica la iglesia pero que después y como le pasa a la propia comunidad del pueblo no es capaz de transmitir.
Las cuestiones morales que se plantean en la película son tales y tan complejas que sus personajes se muestran realistas y humanos, sin excesos ni pretensiones.
Mas allá de la polémica del tema en si mismo, la cinta pretende explorar temas mas complejos, como la soledad, la educación, la lealtad y por supuesto el perdón ¿Somos capaces de perdonar? parece ser la reflexión final de este sobrio drama de sentimientos encontrados.
Rodado con leves vestigios del movimiento dogma, lo cual pretende dar un tono de veracidad palpable, su pausado ritmo (que no quiere decir aburrido) acentúa una atmósfera de tensión constante
, otorga al film un halo de oscuridad y desasosiego que te mantiene con los ojos abiertos y en alerta durante todo el relato, retratar la destrucción personal de un hombre repudiado por su comunidad no es fácil y su director logra encandilarnos gracias a una dirección nada efectista pero estéticamente muy cuidada.
En el plano artístico por supuesto destacar al actor principal Mads Mikkelsen, que viene demostrando ser un pedazo de actor y que alejado de su rol de tipo duro que Hollywood ha querido 'encasquetarle',
logra una actuación soberbia, pese a que su personaje podría ser encarnado con mas histrionismo
Mikkelsen nos ofrece un personaje humano y sincero. Por supuesto los secundarios no se quedan atrás y ofrecen actuaciones geniales destacando a la niña protagonista Anika Wedderkopp que resulta apabullante, no dejo de sorprenderme con niños con talentos así de inmensos para la interpretación, todo un descubrimiento.
Vinterberg ha logrado demostrar una vez mas como hacer una película dura, su clima asfixiante e incomodo te agarra y no te suelta hasta su descorazonador final, todo un film a tener en cuenta que pese a un planteamiento poco novedoso, su particular descenso hacia las profundidades y vergüenzas del ser humano es deliciosamente terrorífico. La caza del hombre ha empezado.......¡bon apetit!